Este Blog forma parte del proyecto ”Crónicas imaginarias de una hecatombe real” el cual se realizara dentro del marco del curso de Redacción Universitaria de la Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco, división Ciencias Sociales y Humanidades, Departamento de Humanidades.



martes, 8 de noviembre de 2011

Una desafortunada, pero necesaria decisión

La alegría de ver que papá se encontraba allí –tan cerca de mí- era muy grande, corrí y lo abrase con mucha emoción. Mamá, al igual que yo, lloró de felicidad. Al momento no pensamos en la “tan esperada decisión de papá”.  En un solo instante, todo a mí alrededor, parecía que volvía a ser como antes: en Veracruz, con mi pequeña y hermosa familia. Pero una mala noticia opacó mi gran felicidad: la decisión de papá había sido…
¡Trabajar para el ejército!
Como lo había imaginado, papá tomó esa decisión porque no iba a exponer a mama en una labor tan riesgosa como lo era el ejército mexicano, ya que en estos tiempos el único primer lugar que tenemos es en “delincuencia”. En fin… todo pasa por algo, ahora solo queda respetar la decisión de papá.
"La magia del momento –de mi vida en Veracruz- se desvaneció."
Papá nos dijo que no nos preocupáramos,  que tuviéramos fe en que muy pronto todo esto pasaría y que todo saldría bien. Pero algo extraño note e su mirada. Y no era para más, pues según el acuerdo con La Nueva Milicia: el ciudadano deberá de servirle al ejército todo un año, durante el cual no tendrá derecho de ver a su familia. Por si no fuera poco, ese mismo día tendría que irse a Michoacán, debido a que allá se llevaría acabo uno de sus primeros retenes para localizar a un narcotraficante muy buscado el Diablo.
Papá se ha ido y todo vuelve a la normalidad. A diferencia de que ahora sí sabemos que papá ya está dentro del país, pero nuestra nueva angustia es que él se encuentra en peligro.
Después de un rato, le pregunte al dueño acerca del papá de Diana; me dijo que el documento con la solución de su juicio, se había entregado directamente a sus familiares.
Pasaron un par de semanas y por fin supe noticias de Diana. Me ha mandado una carta en la que me dice que su hermanita está muy enferma; por tales motivos su papá tendrá que regresar a Estados Unidos para  poder solventar los gastos del tratamiento para su hermana, y en consecuencia como lo indica La Nueva Milicia…
¡Su mamá trabajará con el ejército!
En esta situación Diana tuvo que venirse a la Ciudad, para que su hermana pudiera  iniciar su tratamiento. Esto era un poco peligroso, ya que mi mamá podría enterarse de que mi amiga es cristiana. Y por otra parte si los dueños se llegasen a enterar –de su religión de Diana-  despedirían a mamá, pues ellos son sumamente católicos.
Cuando Diana llegó a México, también colaboró con los quehaceres de la gran casa y se encargaba de llevar a las consultas a su hermanita. Todas las noches platicábamos de lo bien que la pasábamos en Veracruz. Las charlas con ella eran tan amenas, que la incertidumbre por no saber de nuestros padres –su mamá y mi papá en el ejército, y su papá en Estados Unidos- se hacía menos.
(Final)

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